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Candelario

Candelario

Cuando el agua es un murmullo

Resulta inolvidable la imagen de la villa recostada sobre las laderas de la Sierra y, en lo alto, las nevadas cumbres de más de 2.000 metros. Un conjunto de casas blancas se apiñan a lo largo de las empinadas calles, en las que llaman la atención las regaderas, esas acequias urbanas por donde discurre el agua proveniente de neveros y manantiales.

El pueblo puede presumir de tradición chacinera, que se remota varios siglos cuando estas gentes transportaban sus ricos manjares a lomos de caballerías hasta la corte. De hecho, en Candelario tuvo su origen la famosa frase "atar los perros con longaniza", para dar a entender abundancia o riqueza.

En la entrada de las casas destaca la batipuerta, medio portón hecho de madera que evitaba la entrada de animales o nieve a la vivienda. Otros elementos de la casa-fábrica son la habitación de la matanza y el enorme sobrao, donde se curaban los productos al amparo del humo. Una visita teatralizada al museo de la Casa Chacinera permite conocer esta forma de vida.

El entorno natural proporciona muy variadas posibilidades: senderismo, paseos a caballo, esquí, bicicleta todo terreno o las emociones de los deportes de montaña.