Las torres se inventaron para estar cerca del cielo, el lugar en el que sencillamente se es feliz. Pero y también para otear el horizonte. Algo que deben hacer, y muy bien, las ciudades que quieren ser futuro.
Quizás por ello, Salamanca "Alto Soto de torres" que decía Unamuno, sobrevivió al terremoto de Lisboa, dispone de dos universidades, estuvo viva en América y solventó crisis y guerras.
Y por ello, subir a las torres de Salamanca es una experiencia única, es respirar, ver el mundo para anticiparnos de un modo placentero a nuestro devenir.