En la tarde del Lunes de Aguas se celebra una tradición muy salmantina que consiste en ir a la ribera del río Tormes o al campo a merendar aquellos manjares -derivados de la carne- que, por dictámenes cristianos de ayuno y abstinencia durante la Cuaresma, no se debían comer. Entre los manjares gastronómicos destaca el hornazo, una empanada rellena de productos típicos de Salamanca -como el lomo adobado, el jamón y el chorizo- y/o huevo.
La fecha para su celebración varía en función de la celebración de la Semana Santa, y se fija en el siguiente lunes tras la finalización de la Pascua, 8 días después del Domingo de Resurrección. Recientemente ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León.
El Lunes de Aguas, se celebra en Salamanca con una popular merienda, basada principalmente de un pan ritual de tradición salmantina denominado hornazo y compuesto por jamón, chorizo, lomo y/o huevo.
Se desarrolla en el campo y en las cercanías del río Tormes o sus afluentes. En la ribera del río Tormes se puede contemplar el conjunto patrimonial de la Ciudad Vieja de Salamanca declaradas por la UNESCO Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Una panorámica única de la ciudad.
La festividad está acompañada de manifestaciones espontáneas de música, bailes y jolgorio.
En el Lunes de Aguas es, en gran medida, una manifestación gastronómica típica salmantina y el Hornazo el producto por excelencia que se degusta en tal celebración.
El Hornazo de Salamanca es una empanada cocida en el horno rellena de productos típicos de la chacinería salmantina (lomo, chorizo, tocino…) al que, según obradores, le añaden huevo.
Bienvenidos a una ciudad única, especial, diferente, una ciudad que pasea por tus ojos regalando la sonrisa del viandante, una ciudad al sol que dora la piedra de la historia, una ciudad que vive la noche como un patrimonio de miradas ambulantes.
Desde el año 2003, la ciudad posee el título de Semana Santa de Interés Turístico Internacional. La Semana Santa salmantina goza de un merecido prestigio, fruto del trabajo de cofrades,
instituciones y de los propios salmantinos que, año tras año, esperan con ilusión y fe su
celebración.
Pasión y piedra se convierten en un perfecto binomio en este escenario ideal para acoger las
multitudinarias procesiones que durante diez días toman la ciudad.
La riqueza artística de la imaginería y el bello entorno monumental por el que discurren los pasos
se funden en la Semana Santa con brillantez única y singular.
Más de 9.000 cofrades agrupados en diecisiete hermandades portan casi medio centenar de
pasos formados por tallas que se remontan hasta el siglo XV con firmas como las de Carmona,
Benlliure o Carnicero.