Un tímido Cerro de San Vicente, aún erguido entre el río Tormes y el Teso de las Catedrales, intenta recuperar hoy ese pedazo de historia que el paso de los años le ha ido arrebatando y demostrar que allí, camuflada entre los muros de su situación estratégica, surgió la primera población salmantina 2.700 años atrás.
Un paseo por los alrededores del antiguo convento benedictino, permite a los visitantes convivir con las costumbres de aquellos primeros agricultores y ganaderos de la I Edad de Hierro (s. VII a.C.)
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